viernes, febrero 02, 2007

Nueva sección: Algo sobre totalitarismos de moda.


De cómo los totalitarimos han quedado sumergidos en la cultura de masas para emerger como elementos de consumo de modas. Algún día escribiré algo sobre el Canal Historia y su obsesión por mitificar a Hitler.



domingo, octubre 01, 2006

Nueva sección del Blog: DIBUS¡¡¡

Una nueva sección en la columna de "Contenidos" (a vuestra derecha). Donde iré colgando poco a poco el funesto repertorio de dibus almacenado durante años de gripe e indolencia.

También el enlace, para los flojos: http://dibujosincompasion.blogspot.com/

sábado, agosto 05, 2006

La medida de los mundos

Un hombre es soñado y éste, a su vez, sueña otro hombre que sueña otro más, y éste último otro más. Y así en una sucesión tal vez eterna que no ha tenido ni principio ni fin.
Un juego de espejos continuo donde en un solo reflejo se dan todos los hombres y todos los mundos. El todo en las partes. Por eso, tal vez, el sueño sea un momento donde cabe todo el universo. Sin extensión alguna, no obstante, de una intensión infinita.
Un solo retazo del pensar, del recordar, del soñar es la medida de los mundos.

Cortadura Nocturna

Cortadura nocturna.

Ruidoso sendero de luces, amaneces.
Hierros altos sobre la bahía, brillos rojos
donde no colisionan esperanzados
aluminios; polímeros de alma rota.

Fragor de lonja, trabajos dormidos.
Las seis; no se han ido.
Gremlins de la madrugada desechan
la fruta podrida del día de mañana.

Fragor de nostalgias, rompe el intestino
dentro de camiones bajo mis ventanas.
Se funde mi sueño con amantes y gritos
de almacenero. Madrugada.

La playa, siempre lejana, permanece oscura
y líquida. Tranquilos recuerdos de años
por venir, por-venidos,
trae la marea en láminas de alquitrán, anochecida:

un salmón en Lisboa, una cabaña en Grazalema;
el gallo de Extremadura, en Burgos llanuras
de piedra.

Dios que cifra los días que han sido y serán
sobre las suelas
(de un errabundo) con vientos de cera.

sábado, mayo 20, 2006

Un cuerpo sin órganos (escupiendo a Deleuze)

El olor de esos guantes de cuero nos evoca siglos de sacrificio animal. Profunda y densamente, como la humedad interna del cetáceo, así sentimos la vida. Nos embriaga el lustre opaco de la casquería; la tersa superficie del riñón, surcada de culebrillas azuladas; esponjosos pulmones, conductos del neuma animal; corazón segmentado en válvulas, elásticas paredes, encendidas, vacías, atiborradas, órgano sanguijuela de potente y duradero sabor. Se nos llena la boca de marrón desmigado, sazonémoslo con los humores del cuerpo: bilis negra para mis lamentos...
“El aumento de la cantidad de vida, es el aumento del consumo visceral”, reza el carnicero que tiene un trato más cercano con la matanza y sus grandezas. Asimilamos interiores, vaciamos lo de adentro para reintegrárnoslo a nivel celular. Luchar es asimilar, luchar es introducirnos naturaleza, luchar es retornar lo muerto a lo vivo. La vida es un vampiro, la vida es un gouhl, la vida come carne, come muerte. Comámonos, para volver a comer; la madre desea engullir al recién nacido para mantenerlo siempre en el útero, el amante se tragaría al amado para que siempre estuviera presente en él. Vivir y comer para la víscera, amarte por tus vísceras, tus tripas, tu sexo; tus ojos delatores.
Obscena, brillante, cruel, roja, verde, hedionda, porosa, fluida, compacta, desplegable, emergente y más naturaleza para mi cuerpo sin órganos. La forma construye un ojo; y la textura las yemas de tus dedos; el conjunto de los fenómenos mi conciencia. Máquinas de contraer el mundo con órganos modulables quieren que Halle Berry sea su propio ombligo, y se excitan turbulentas al notar bajo la piel esos músculos duros y contractos de la pared abdominal. Desgarrarían cada fibra del constructo que es mujer, negra piel, actriz, manos largas, sexo lánguido, aliento a mañanas para fagocitarla como un enrome linfocito, para desintegrarla en moléculas carbonatadas. Los ácidos de nuestros estómagos son incansables teólogos, desnudan los trozos de materia, rompen la cohesión molecular en busca de la suprema unidad. Una línea constante de carne nos atraviesa, cuántas veces te habré respirado, mujer deseada de tiempos pasados; cuántas veces me almorzarás, mujer deseada que has de venir...

domingo, mayo 14, 2006


Quiero vaciarme, Dios, de tus contenidos.
Venir a ser contigo en el abismo;
nombrarte sin un porqué ni para qué.
Permanezcamos ausentes en tus dominios.

Estállame en el rostro, como el rayo
hiende la casa habitada por nos,
donde dispensó espacio el labrador
para su salón comedor junto al iconostasio.

Deja de ser tu propia causa, trasciende
tus determinaciones, deja de ser nombre,
cosa, arquetipo, rosa, zaguán o esmeralda.
Se, no siendo junto al hogar de la palabra.

sábado, mayo 13, 2006

Carta a los otros


Alguien debería hacer el esfuerzo, por todos nosotros, de confecionar una hermenéutica del amor; y no seré yo. Qué difícil poner en suspensión de juicio este caprichoso sentimiento que va y viene a placer, recorriendo los rápidos y rompientes de nuestro sistema nervioso. Quién diría que el beso que una vez era pasión, y que amenazaba con estar presente para siempre, acabaría conteniéndose para denotar amistad. Difícil pasar de un momento a otro, "del mundo de la desnudez al otro". Supongo que es cuestión de esforzarnos para dejar presentarse al amado como algo en sí; superar la alteridad para alcanzar alguna intuición de la cosa esa que sea y que demanda su propio acontecer. Asombra, tras los años, descubrir que el amado es un laberinto repleto de pasillos oscuros y tonalidades diferentes a la acostumbrada luz blanca del entendimiento. Entonces nos damos cuenta de que hemos ejercido demasiada violencia contra nuestro objeto de deseo, relegándolo a una mera representación, un constructo bien acomodado a las carencias. ¿Podremos amar lo suficiente para soportar a este alienígena, aquel octavo pasajero, el que siempre está en un "país desconocido"? Algún romántico post-ilustrado pensó el devenir del mundo como el amor, la identidad de la identidad de la diferencia; una hermosa manera de mantener el objeto amado en el sujeto amante. Nada más lejos, siempre serás el otro...

Eso


Está dentro y no quiere salir, se expande para ser parte de mí, para que yo sea parte de él. Es su voluntad la que conforma la mía; me dice qué hacer, me dice qué escribir, me dice que soy miope y debo llevar gafas; cuál es mi nombre; qué detesto y qué prefiero. Ya no recuerdo como di con él, ni si alguna vez hubo un él. Tal vez salga a tomar el aire para descansar mis pulmones viciados y resecos por su aliento.

El morador de los nexos


El gran caserón de madera siempre andaba quejándose; notabas su voz húmeda y lúgubre desde los cimientos. Los tres pisos, conformados por tablones de pino, hacía ya tiempo que se habían combado. Pero nunca cesaron de crujir. Esos lamentos ásperos, granulados y afilados como el serrín y la astilla, que quieren pertenecer a ambos segmentos en la madera quebrada, abrumaban mis días de contemplación. Una noche la casa me habló en una sola vez, con toda la sinergia de la carcoma y la humedad; cimientos, tablones, cristales, tejas, puertas, dinteles: "He quedado atrapado entre este mundo y la miríada que son los otros. Soy una casa, pero también un hombre, y un perro, y un terodáctilo, y un color que no has intuido, y una escala musical que nadie ejecutó y mucho menos escuchó. Ayúdame, no sé como devenir otro. He quedado atrapado en esta entidad, soy un morador de los nexos." Permanecí aturdido durante horas, mientras la vivienda me dictaba incesante la misma salmodia. Intenté recordar eso que me enseñaron en el seminario sobre el problema de devenir lo que ya está en potencia. Si la realidad ya ha sido pensada por alguna mente, entonces solo podemos esperar a que los pensamientos de ésta pasen de la potencia al acto en la existencia. Mi casa había, tal vez, había agotado todas las posibles existencias que aquella mente pensó. ¿Sería esa la explicación del parón en su devenir?. "Intenta no ser nada", le dije. "Puedo ayudarte a desaparecer, solo tengo que quemarte desde los cimientos, incluso podría arreglármelas para hacerte explosionar con un poco de goma dos" Llevo ya varios días notando que yo también devengo otras cosas, y aún no me he atrevido a obliterar mi caserío. Comienzo a notar que tal vez yo también formo parte de esta vivienda, y que mis huesos están a merced de las termitas y los hongos; siento incluso como mis caderas han hecho andar durante unas horas a un anciano rumano de noventa y seis años en el asilo situado junto al río Pantalemón. Soy ya casa, fractal, poema de un autor del siglo cuarto antes de cristo, y el corazón de un labrador medieval. Así que, antes de terminar totalmente inconsistente, devenido en piedra o vaya usted a saber qué, aquí me tienen dispuesto a mandarme, mandarnos, o mandarte a esa nada que pertenece al ser, con la ropa empapada en gasolina y la caldera del sótano a punto de estallar.

Nombrar la nada


Cómo preguntar a las cosas para que nos otorguen el secreto de su fundamento. Cómo preguntar para no encontrarnos con el vacío. No será tal vez que es esa su más profunda constitución, un silencio, un vacío, un abismo, una fractura. Me encuentro ante las cosas cargado de presencias, de ser. Y, sin embargo, cuanta más violencia ejerzo contra ellas, cuanto más les impongo mi propia presencia, más vacías las conozco. ¿Por qué?, pregunto a lo que me acontece, y parece que en un silencio me responden un ¿por qué no? ¿Será esta la manera originaria en la que vengo a ser con las cosas?, ¿será, precisamente, que es intrínseco a mi constitución venir a ellas en la interrogación? Tal vez el poeta haya encontrado el modo de permanecer a la escucha de ese silencio y entender algo más; entender cómo dar nombre a los dioses. ¿Cómo dice el habla de las cosas cuando son las cosas las que refieren al signo y no el contrario? Habrá que permanecer a la escucha, como lo hiciera Miguel Ángel ante la peligrosa senda de una veta en un bloque de mármol. Cantad, aedos; cantad y mostradnos cómo nombrar la nada.

Lux tenebraeque.

La oscuridad es condición de posibilidad de la luz. La luz acontece en la oscuridad, es su ámbito de sentido: ciegos de luz total, o ciegos de somera oscuridad. Luces y sombras movilizan tu sentido, almohade concreto, nazarí determinado, godo escatológico, celta enjuto, puno sin piedad, fenicio de salitre, tarteso sin hogar.